La tipicidad puede presentarse en diferentes formatos: En un principio encontrábamos algo parecido a dogos españoles, de grandes formatos, cabezas más arrugadas, movimiento molosoide, pero también había un bulldog español, o alano carnicero, de talla más corta, algo más chato, muy potente y enérgico trabajador, aunque de todos ellos preferimos el que mejor defiende la máxima funcionalidad, la optimización entre velocidad y potencia: lo que los antiguos denominaban como el lebrel de presa. Un macho de unos 36 kgrs. y unos 64 cms a la cruz. Impulsado sobre unas angulaciones sobresalientes, la grupa más alta que la cruz. Larga y recogida ijada. Pata larga, brazos aplomados. Estructura ósea rectangular y liviana. Extremidades largas. Abierto de manos. Musculatura rocosa y desarrollada sin excesos. Cuello fuerte y cabeza como más claro elemento diferenciador con modernos bandog. Expresiva, cincelada, de mirada triste y atenta, belfo seco. Gran trufa. Proporción cráneo-cara 63-37 y mordida en tijera, con llaves grandes, sin ausencia de piezas y mordida en tijera. Colores: todos. El pío tan sólo con 2 ó 3 manchas barcinas de no más del 15% de extensión. Siempre en la cabeza y pudiendo también extenderse a la inserción del rabo o en el lomo o costillas. Pelo duro. Movimiento ágil, paso con más inclinación a un trote brioso y elástico. Galope de lebrel.